LITURGIA

Una meta segura: Del Perdón a la gracia, de la muerte a la resurrección.

No desaparecen los fríos invernales y ya se oyen acordes de marchas procesionales en las bandas de música y ensayos de costaleros en las distintas hermandades, no se enfrían las nuevas ilusiones y las nuevas ganas de cara a revivir los días grandes de nuestra Semana mayor, la Semana Santa.

La Hermandad ha estrenado nueva junta de gobierno, con su nuevo Hermano Mayor, a los que deseo un buen mandato pero sobre todo un magnifico servicio, a favor de todos los hermanos y de la familia de la que forman parte que es la Iglesia - Parroquia.

Pero además quisiera recordaros que quién da el verdadero sentido a todo esto, es Cristo, si, el Santísimo Cristo del Perdón y su Madre, María Santísima de la Amargura; de la cruz cuelga Cristo que derrocha perdón y misericordia y nos descubre una vez más, que Él siempre nos perdona, que nos espera, que cuenta con nosotros, que nos redime y nos salva. A los pies su Madre en su Amargura que es quien lo Consuela y a nosotros también.


Él no nos entretiene, ni juega con nosotros a vencedores o vencidos, sino que es la historia de amor, mil veces contada y a su vez actualizada, de la que hoy formamos parte y Él quiere intervenir a favor nuestro; la pasión no es un recuerdo, un acto del pasado, una historia que nos fascina, es el acontecimiento siempre vivo de la lucha contra el pecado, por el perdón y la gracia, de un Dios enamorado del hombre, que lo espera, lo busca, lo perdona, lo levanta, cuando se separa de Él y decide vivir su propia vida de espaldas de Dios, incluso cuando se cree vivo, pero está muerto porque le falta la vida verdadera y en medio de esa muerte le ofrece la resurrección.

Para revivir todo esto y experimentarlo en nuestras propias vidas, es lo que tenemos que intentar hacer en la próxima cuaresma y Semana Santa, pues los acontecimientos se suceden y la salvación sigue en marcha, no está concluida, tu y yo tenemos que salvarnos y contribuir con esa salvación ofrecida, igual que tenemos que perdonar ya que somos perdonados y tenemos que pasar por la pasión y muerte, para conseguir esa resurrección.

Nos hace falta mirar a Cristo, con esa mirada de perdón, elevada al Padre, para descubrir que al mirar con la mirada de Dios, todo es nuevo, todo recobra sentido, todo es posible y todo cambia, porque yo soy el primero cambiado, trasformado, perdonado, resucitado. Os invito a que lo hagáis en estos días que se avecinan y a dejaros inundar por la gracia de Dios que se ofrece a los que se acercan al sacramento de la reconciliación, confesando su pecado y recibiendo el perdón y la gracia de Dios a raudales.

Nos cuesta morir a nuestro yo, a nuestros egoísmos, pero sabemos que quien no muera no Vive, creyendo que hay que guardar la vida y es cuando la perdemos. El grano de trigo muere en el surco y es cuando da más vida, más fruto.

Nuestra meta es la Resurrección, Cristo nos la ha conseguido con su muerte en la cruz, ya no hay que temer, sigamos corriendo nuestra carrera para que al final podamos obtener la corona de gloria que no se marchita y gozar de esa vida nueva y esa salvación prometida.

Os deseo una fructífera Cuaresma para que viváis una Feliz Pascua de Resurrección.

Vuestro Párroco y Director Espiritual de la Hdad.

Joaquín Reina Sousa, Pbro